Déjame que te cuente... una tristeza

Ayer le jugué una pulseada a la soledad... le pude haber ganado, le pude haber torcido sus fuerte brazo si hubiera tomado de tu aire... pero no, me dejé ganar, aflojé mis músculos y tragué mi derrota...

- "no es nada, ya pasará" me dije...

y me contesté:

- "¿estás seguro?"

(silencio...)

Inventé el verbo "tiempo" para amenizar tu ausencia. No quería más pulseadas ni nada de competencias porque no quería ganar, ya estaba derrotado de antemano. La ansiedad de saber cuáles fueron los sueños que se me escurrieron entre los dedos era grande, y también pensé en ello...
Después tuve miedo y quise llenarme de tus caricias, de las sonrisas que me llegan de tu rostro... Es otoño y tengo ganas de abrazarte...

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