Paraguas


Por Diego Tejerina 





¿Quién va a decirme que estoy haciendo las cosas mal?
Si estoy corriendo por la vida es porque temo envejecer muy rápido y encontrar el final de mis horas sin haber vivido, porque busco una luz en cada rostro que cruzo, porque busco controlar el tiempo (aunque sospeche que el tiempo, en realidad, no exista).
¿Quién va a escribirme una carta cuando no se lo pida? Tal vez hasta entonces ya no tenga fuerzas de responderla.
Tengo mi vista llena de montañas y pájaros. No conozco el verdadero silencio, lo más parecido es un pitido constante en las noches desiertas de mi alma, entonces ¿cómo puedo aislar el sonido del amor sin interferencias? Quizás sea por eso que no escucho palabras de amor, las siento en el pecho, como toques suaves o golpes furiosos.
Tal vez mi cuerpo no siga el ritmo de la música, por eso suelo cerrar mis ojos, para ver los invisibles hilos de las notas, para cantar sus letras, para que penetren en mí, pero ¿quién va a bailar conmigo cuando no encuentre melodías?
¿Quién va a decirme que estoy haciendo las cosas mal?
Ahora que el cielo se ha quebrado puedo vislumbrar el universo, puntillado, y no importa que las luces sean tardías, son la prueba de que allá hay algo más, y eso se llama esperanza.
Tal vez crea en la palabra de otras bocas a riesgo de equivocarme, pero qué importa, si ya me han engañado tantas veces. Tal vez me debilite ante el rechazo, pero mi corazón siempre estará disponible, y mis oídos preparados para decepcionarme.
Tal vez nadie me busque en los oscuros pasillos del pasado. Es probable que me confundan con espejos, y mis poemas se pierdan al lado del camino.
Pero mi café se enfría y la lluvia se acerca.
Solo necesito un paraguas.

Diego. 


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