En un bar...

Entré a ese bar… bien sabes que nunca lo hago, pero estaba lloviendo afuera…

El mozo se acercó y me preguntó que me iba a servir… lo único que se me vino a la cabeza es “un cortado”…

Le pedí el diario y pude leerlo sin remordimientos, porque se que no te gusta verme leerlo, ¡qué locura!. De repente escuché la charla de la mesa de al lado, era una mujer que le reprochaba a un hombre su aventura con esa innombrable…

-“me dijiste que no era nadie, pero yo te ví…” le decía…

El hombre no pronunció palabra alguna. Acto seguido ella le tiró el café caliente en su cara y salió llorando del bar… el hombre se paró, pidió la cuenta y se fue. Tenía los ojos rojos, no se si era por el café o por el llanto que se esforzaba en demorar…

Y te pensaba…

Seguí leyendo el diario y escuché que en otra mesa una mujer le contaba a otra la historia de su encuentro más esperado, escuché las palabras de ese hombre en la voz de aquella agraciada mujer…

Y te pensaba…

Luego el mozo llegó (al fin) con mi café…

Y miré para la ventana esperando vivir el momento que siempre me imaginé… el de un hombre triste mirando cómo se deslizan las gotas de lluvia por la ventana del bar…

Y te pensaba…

Comentarios

Mousse ha dicho que…
Hola Diego!es verdad lo que decis, nunca es tarde para vivir cosas diferentes o nuevas, y creo que lo bueno que puedo rescatar de mi texto es el haberme dado cuenta de eso y poder estar a tiempo de cambiar esa situacion.
Gracias por leerme y tomarte el tiempo de comentar!
Saludos!
ANRAFERA ha dicho que…
Precioso e intimista escrito. Mis felicitaciones por tus buenos trabajos. Muy interesante tu blog. Pasaré mas despacio por el y aprovecho para agradecerte tu visita al mí y seguirle. Es todo un placer. Cordial saludo y feliz semana.

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